Actualmente el CR-V se ha refinado para ofrecer un vehículo familiar y al mismo tiempo polivalente, con un aspecto refrendado por su estupenda habitabilidad que se acerca mucho a la de un monovolumen. Para esta ocasión se ha preferido mantener dos cómodas filas de aientos, con buen grado de sujeción y especio para las piernas, en vez de instalar una tercera fila en el maletero con lo que sólo se conseguiría apretar al resto. Su segunda fila de asientos tiene la ventaja que se puede deslizar 150 mm por si en algún momento se desea ampliar el maletero.
Por otro lado, también cabe destacar que es uno de los coches de su segmento menos indicados para circular por caminos y pistas, pero su sistema de tracción y su ligereza propician un comportamiento inusualmente en ciudad y carreteras de montaña. Tras varias pruebas realizadas, sus motores se muestran potentes (especialmente el turbodiesel) en el que el consumo es más bien mínimo y el silencio de marcha encomiable.
Su equipamiento de seguridad activa en esta ocasión es muy completo, además de la clásica panoplia eléctrica, se ofrecen dos opciones interesantes como el alumbrado delantero activo o AFS (el faro interior gira hasta 20º para iluminar el interior de la curva) y el control de crucero adaptativo, que mediante un radar, detecta la presencia de vehículos más lentos delante y adapta la velocidad a las circustancias del tráfico. Además de avisar al propio conductor, puede incluso llegar a frenar moderadamente el vehículo en caso de peligro de colisión.
Hablando de su parte técnica, debeis saber que este coche está fabricado en Swindon (Reino Unido), y sigue las pautas habituales con un bastidor monocasco autoportante de chapa de acero que descansa sobre montantes McPherson delante y trapecios superpuestos traseros atornillados a un subchasis intermedio. Su motor de ciclo Otto R20A2 está fundido enteramente en aleación ligera, con árbol antivibrador en el bloque y culata monoárbol que incluye iVTEC con distribución y alzado variable de válvulas y correa dentada. Por otro lado, el popular turbodiesel N22A2 que es el mismo del Accord, también es de aluminio, pero con doble árbol antivibrador e incluye dos árboles de levas asociados por cadenas y engranajes para mover las 16 válvulas. La inyección directa de gasóleo se efectúa gracias al conducto común hasta 1.600 bares y el turbo variable con intercooler. La tracción es permanente al eje delantero, con una doble bomba hidráulica que acopla automáticamente la tracción posterior en caso de resbalamiento frontal.
En cuanto a su motorización, el motor 2 litros i-VTEC con cuatro cilindros en línea con inyección electrónica indirecta desarrolla una potencia de 150 CV a 6.200 rpm y un par de 192 Nm (19,58 mkg) a 4.200 rpm. Con esta mecánica consigue acelerar de 0 a 100 km/h en 10,2 segundos y su velocidad máxima se sitúa en los 177 kms/h.
El motor 2.2 litros i-CTDi de cuatro cilindros en línea con inyección directa por conducto común y turbo de geometría variable e intercooler, desarrolla una potencia de 140 CV a 4.000 rpm y un par de 340 Nm (34,6 mkg) a 2.000 rpm. Con esta mecánica consigue acelerar de 0 a 100 kms/h en 10,3 segundos y su velocidad máxima se sitúa en los 187 kms/h.
A lo que sus dimensiones se refiere, su longitud alcanza los 4.530 mm, su anchura 1.820 mm y su altura es de 1.810 mm. Su batalla alcanza los 2.620 mm y su peso va desde los 1.474 hasta los 1.698 kg.
Su precio arranca desde los 25.100 hasta llegar a los 39.200 euros.
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