Para empezar hay que tener muy claro que esta vávula que está ubicada en el motor tiene la función de reintroducir parte del humo que sale por el tubo de escape en los cilindros, de esta manera se consigue reducir el consumo de carburante y al mismo tiempo se completa la combustión de esos gases, con lo que también se reduce las emisiones contaminantes.
Por otro lado, si se nos avería es por la sencilla razón de que se ha obstruído debido a la acumulación de carbonilla y por lo tanto no permite que los gases vuelvan a reintroducirse en los cilindros, en este caso el motor empiza a fallar y aumenta tanto el consumo de carburante como las emisiones contaminantes. Este tipo de avería es muy fácil de percibir por nosotros mismos, ya que notaremos que el motor pierde rendimiento de una forma bastante acusada, y en ocasiones se suelen producir incluso tirones. También se suele encender en nuestro cuadro de mandos el testigo de avería del motor, y en algunas ocasiones se llega incluso a observar que el escape expulsa más humo negro de lo habitual.
Si lo que queremos es que esta pieza dure lo máximo posible, siempre es aconsejable limpiarla a cada 50.000 kilómetros, ya que según la conducción que se realice puede llegar a sufrir mucho, y una de las actuaciones en la que se ve más forzada es especialmente en los motores diesel, cuando se acelera con fuerza en marchas muy largas y se hace a menos de 2.000 rpm.
Según un estudio realizado sobre el tema, en un principio se estima que debería durar toda la vida del coche, pero según prubas realizadas, en la práctica su vida útil se calcula alrededor de los 200.000 kilómetros. Si por mala fortuna se nos estropea, la media económica que desvela este estudio para su sustitución se encuentra alrededor de los 200 euros.
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