viernes, 4 de febrero de 2011

Audi E-Tron: ¿Futuro o presente?

Como ya viene siendo habitual, Audi nos vuelve a sorprender con este coupé eléctrico cuya longitud alcanza los 4,26 metros. Dispone de cuatro motores que están situados justo por detrás de cada rueda que suman en conjunto 230 kw, gracias a esta disposición puede gozar de las ventajas de un coche de tracción total. Incluso estos motores le permiten la aceleración selectiva de cada una de las ruedas para corregir subvirajes o sobrevirajes, si bien en condiciones de adherencia normales el 70 por ciento de par se entrega al suelo a través de los posteriores. Cada pareja de motores tiene un sistema de refrigeración independiente.


Las baterías de iónes de litio que alimentan estos motores aportan 53 kw/h, aunque la parte utilizable para incrementar su vida son 42,4 kw/h, y se sitúan donde normalmente se coloca el motor de un R8, justo a la espalda de los pasajeros, en posición central para que el centro de gravedad o el reparto total de peso que es de un 42 por ciento sobre el eje delantero y de un 58 sobre el trasero, no se resientan manteniendo el mejor equilibrio, y éstas están refrigeradas por agua.


Aunque el módulo de las baterías y convertidor alcancen un peso de 470 kg, el peso total de este coupé no supera los 1.600 kg. Podemos asegurar que su ligereza se debe en gran parte por su chasis que está íntegramente construido en aluminio y todas las piezas de su carrocería montadas sobre ella como puertas, aletas, etc... están realizadas en plásticos reforzados con fibra de carbono. Otro factor que hay que destacar de su diseño es su penetración aerodinámica, incluso con entradas de aire en la parrilla motorizadas. 


Para poder conseguir una buena climatización en su habitáculo ya que normalmente en este tipo de coches la propulsión eléctrica no produce suficiente calor residual para ello, Audi lo ha dotado de una bomba de calor de las mismas características que las de un aire acondicionado doméstico. El refrigerador está compartido con la batería.

Aunque sus suspensiones tienen una arquitectura digamos convencional de triángulos superpuestos y paralelogramos deformables totalmente construidos en aluminio, sus frenos no lo son, ya que son cerámicos y los delanteros se presionan con pinzas hidráulicas mientras que los traseros se accionan electricamente. Todo este desacoplamiento le permite transformar toda la energía de la deceleración en energía almacenable.

En cuanto a sus prestaciones, consigue acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 4,8 segundos y su velocidad punta se sitúa en los 200 km/h. Su velocidad punta está limitada porque en un coche eléctrico el consumo se incrementa de forma proporcional a la velocidad, por esa misma razón es necesaria esta limitación, especialmente para aumentar la autonomía de sus baterías.

Por otro lado, estos acumuladores se recargan por transformación de energía cinética en eléctrica gracias al trabajo del alternador, pero también se pueden recargar enchufándose a la red eléctrica. De todas formas la firma sigue trabajando con su tecnología para conseguir una buenas recargas por inducción sin la necesidad de tener que utilizar ningún tipo de cable.








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