martes, 22 de mayo de 2012

El Hidrógeno en los coches

En esta ocasión queremos realizar un resumen sobre lo que acontece actualmente respecto de esta fuente de energía para los coches. Son muchos los contratiempos que surgen cuando hablamos del hidrógeno, que aunque se trate de la fuente de energía más limpia e inagotable que existe en nuestros días, lamentablemente aún debe superar toda una serie de barreras técnicas y económicas para poder estandarizarse su uso en el mundo de la automoción.


Por lo que se ha podido comprobar, este tipo de combustible es muy abundante en nuestro planeta y según declaran los expertos en el tema resulta incluso fácil encontrarlo en distintas formas, ya que según aseguran está presente nada más y nada menos que en el 90 por ciento de la materia existente en nuestro planeta.

Lo que es una verdadera lástima, es que no se puede extraer y usarse directamente como otros tipos de combustibles que conocemos, ya que precisa previamente antes de poder usarlo pasar por un proceso de producción que además pueda permitir almacenarlo y también transportarlo. Actualmente sabemos que más del 80 por ciento de la producción que se realiza procede del gas natural o del petróleo, no obstante se está estudiando la posibilidad de poder producirlo a partir de otros elementos como por ejemplo; la biomasa, desechos orgánicos, a través de la energía nuclear y se está poniendo un especial enfasis para poder producirlo a través de la electrolisis.

Por otro lado, también está claro que si se pudieran soveltar de alguna manera los propios problemas que conlleva en cuanto a seguridad, almacenamiento y transporte, las propias estaciones de servicio que pudieran administrarlo podrían hacerlo con toda seguridad, pero para almacenarlo surge otro problema, ya que es necesario licuarlo o comprimirlo y esto hace que su repostaje resulte de lo más problemático, especialmente porque precisa mantenerse en una temperatura por debajo de los -235º durante su elaboración y manipulación, lo que como ya habreis deducido conlleva unos costes realmente muy elevados. No debemos olvidar, que además se evapora con mucha facilidad, mientras que un forma gaseosa se presuriza a entre 300 y 700 bares, pero su almacenamiento se convierte en algo especialmente delicado por la alta tensión a la que es preciso someterlo además de que su autonomía es mucho menor.

No obstante y según hemos podido comprobar, actualmente marcas como BMW y Mazda lo utilizan en algunos de sus modelos, de hecho apuestan por su uso quemándolo de forma similar al gas natural, pues de esa manera el coche precisa de menores adaptaciones y sus prestaciones apenas se resienten, pero la mayoría de los fabricantes buscan un uso directo mucho más eficiente a través de su empleo en la pila de combustible, donde tras la oxidación del propio hidrógeno se genera la energía que moverá un motor eléctrico, de este modo su rendimiento se duplica. 
 

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