sábado, 23 de abril de 2016

El estudio psicológico que hubo detrás de la tercera luz de freno

Hubieron unas cuantas décadas en las que como mucho, habían solo dos luces encendidas cuando se accionaba el pie del freno. Sin embargo, una tercera luz de freno fue apareciendo ya en la segunda mitad de los años setenta y popularizándose en los ochenta. En la actualidad, prácticamente todos los coches la llevan incorporada, sea cual sea la tecnología empleada, excepto todos aquellos que por la naturaleza de la carrocería les sea prácticamente imposible.



Ahora bien, ¿por qué se creyó que añadir una más era tan importante? Suelen estar situadas en la parte más alta de la carrocería y sirven para informar al conductor que circula detrás que estás frenando. Sí, están las dos, entonces… ¿Para qué una más? Tiene su propia explicación psicológica y el estudio está basado en una muestra de 343 taxistas que quisieron participar en el proyecto. ¿Qué mostraron los resultados para que fuesen integradas en gran parte de los vehículos en tan solo unos pocos años?

Todo comenzó con el estudio de las distracciones que los conductores tenían mientras estaban tras el volante. Tuvo lugar en la ciudad estadounidense de San Francisco y se estaba investigando una solución para reducir el número de accidentes que se había producido en los últimos meses. Así pues, se decidió que sería una buena idea segmentar y dividir la muestra en dos mitades con objeto de comprobar si disminuía el número de alcances.

De esta forma, por un lado se dispusieron de 160 automóviles sin el distintivo extra mientra que el resto sí que lo tenían. El experimento comenzó a rodar y tuvieron más de 10 meses para lograr tener unos resultados fiables y que mostrasen una idea realista del por qué sería bueno agregar una nueva luz de freno o por qué no sería útil.

Tras todo ese periodo, con datos recopilados día tras día se pudo comprobar que los automóviles que disponían de la tercera luz de freno habían sufrido una menor cantidad de accidentes que los que no disponían de ella. De manera más concreta, de los 343 taxistas que participaron en las pruebas, los que sí contaban con la tercera luz de emergencia tuvieron hasta un 60% de accidentes menos que los que no tenían el distintivo. Además, las reparaciones indicaban que eran mucho menos costosas, habiendo una clara evidencia de que el conductor de atrás intentó frenar antes de impactar.

Así es como el psicólogo John Voevodsky probó que podría ser muy útil incorporar en las carrocería una nueva luz. Además de mejorar la silueta aportándole más carácter, mejoraba la seguridad, ¿para qué pensarlo más entonces? Poco tiempo después, las compañías comenzarían su producción.

Lógicamente, el sector del taxi contribuyó a la realización del experimento por ser el medio de transporte que mayor kilometraje hace en automóviles convencionales. Entre otras conclusiones, este estudio pudo probar que cada 1,5 millones de kilómetros, la tercera luz de frenado había logrado reducir hasta un total de 5 alcances. ¿Deberían ser fiables estos datos? Cierto es que una posición más elevada de este testigo puede provocar que si el conductor de detrás está despistado pueda verla con más rapidez.

Via - frenomotor.com

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